Problemas para compartir


“¡Es mio!” ¡Yo lo gané primero! ¡Es mi turno!”

“Me cuesta mucho trabajo admitirlo pero mi hijo Juan de 5 años no le gusta compartir. No quiere prestar sus juguetes, se pelea con los vecinos pues no sabe esperar su turno para subirse al columpio y la hora de TV acaba en una batalla porque quiere ser el único en elegir los programas. ¿Hay algo que puedo hacer?”

Simplemente decirle al niño que comparta con los demás o que preste sus juguetes no cambia la conducta. Es necesario mostrarle cómo compartir y explicar las razones de su importancia.

No saber compartir es un problema común en la niñez que frecuentemente acaba con lágrimas, pleitos, sentimientos heridos y enojo. Pero aprender a dar y recibir no es fácil. Los niños pequeños pasan por una etapa de desarrollo en la que es especialmente difícil.

La etapa egocéntrica: A los dos años y medio, el niño ya es capaz de manejar interacciones simples como esperar su turno o responder a otros. Sin embargo requiere frecuentes recordatorios por parte de los adultos. Todavía a los tres años el niño está enfocado en sus propias necesidades. Compartir se vuelve un poco más fácil a los 4 y 5 años, aunque el niño siga muy apegados a sus posesiones.

Aunque sabemos que es natural que un niño pequeño no sepa compartir, es importante iniciar su enseñanza  desde la edad temprana.

Edad escolar: A esta edad se puede esperar que el niño comparta sin problemas y sin recordatorios. Empieza a considerar las necesidades de los demás, aunque la comprensión profunda de la perspectiva de otros todavía está por desarrollarse.

Compartir es un hábito esencial que deben aprender los niños. Saber esperar el turno tiene un impacto en nuestra vida cotidiana, ya sea manejando en el tráfico, parados en una cola, teniendo una conversación, participando en un equipo de trabajo o jugando un juego. Compartir sienta los fundamentos para la civilidad, la generosidad, el respeto, la empatía, la resolución de problemas y la negociación.

A continuación enumero algunos síntomas que nos indican que un niño requiere ayuda para aprender a solución compartir:

·         Conductas egoístas: el niño pone sus necesidades encima de los demás; no considera a nadie más que a sí mismo.
·         Provocar pleitos: el niño pelea, discute y lastima a sus compañeros.
·         Presumir: el niño compara sus posesiones con los demás (“el mio es mejor”)
·         Monopolizar posesiones: el niño acumula posesiones para tener “más” que los demás.
·         Alejar a los demás: la manera agresiva, presumida e injusta aleja a los compañeros de juego.
·         Jugar solo: A pesar de que hay otros niños, prefiere jugar solo.


En posteriores entradas profundizaré en algunas estrategias para enseñar a compartir y tomar turnos.



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