Un control remoto imaginario


Los  padres de familia frecuentemente se enfrentan a los cambios de humor,  groserías, tonos de voz hostiles y actitudes desafiantes de los adolescentes. Entonces las emociones se desatan y  se rompe la armonía familiar y la comunicación. Algunas veces el padre entra en la competencia de gritos, otras veces evita la confrontación totalmente. 

¿Como manejar las propias emociones para conservar la calma, modelar una actitud apropiada y conservar el control?

La experta en crianza británica Sue Atkins propone el siguiente ejercicio para fomentar el autocontrol de los padres:

Relájate y respira hondo y despacio. Imagínate que tienes un control  remoto de la TV en la mano y aprieta el botón de PAUSA.

Este ejercicio te lleva a un estado mental enfocado y relajado que te permite preguntarte: "¿Que quiero que pase ahora? ¿Lo que voy a decir o hacer me acerca o aleja de mi adolescente a la larga?"
También puedes aprovechar estos momentos para conocerte a ti mismo como padre - ¿qué te hacer perder el control.  y ¿qué te saca de quicio?- de manera que puedes usar estos tiempos de confrontación para reflexionar sobre lo que quieres enseñar a tus hijos y el tipo de relación a largo plazo que quieres establecer ellos.

Aprovechando el estado mental generado por el control remoto imaginario es importante observar y reflexionar sobre las emociones que se desatan en ti ante el adolescente y que te pueden enseñar mucho si escuchas detenidamente. Cambiando tu percepción, cambia tu respuesta emocional y de esta manera recuperas el control. El enojo, el resentimiento, la furia o la decepción realmente te están mandando el mensaje que tus estándares o valores han sido violados.  Las emociones fuertes son mensajes acerca de ti mismo. ¿Pero que tanto conocen tus hijos tus valores? ¿Has hablado de tus valores de manera calmada sin quejarte?

Toma un papel y escribe los valores que son mas importantes para ti. Tal vez la lista es demasiado corta o demasiado larga o confusa. La idea es que te aclares y les puedas explicar a tus hijos que es lo que es importante para ti y porque es importante.

Observa tus rutinas, si algo te enoja cotidianamente, haz algo diferente. Cambia tu voz, tus expectativas, tu actitud y tu conducta.

Algunas preguntas que pueden orientar tu reflexión son las siguientes:

  • ¿Qué necesito hacer o cambiar para mantener una relación a largo plazo con mi adolescente?
  •  ¿Qué cambios en mis rutinas, actitudes, expectativas debo cambiar para tomar una nueva dirección?
  • ¿Qué cambio es el más importante?
  • ¿Qué cambios en mis rutinas, actitudes, expectativas o conducta necesito hacer esta semana para moverme en la dirección adecuada?
  •  ¿Cual es el paso más pequeño que puedo dar esta semana en la dirección correcta?
  • ¿Cuáles son las ventajas para mi, para mi adolescente, para toda la familia si doy este pequeño paso
  • ¿Qué me detiene para dar este paso?
  •  ¿Qué obstáculos voy a encontrara esta semana para dar este paso?
  •  ¿Cómo puedo hacerle para relajarme y disfrutar más de la familia?
  •  ¿Qué puedo hacer para reírme más y vivir la vida con un toque más relajado?

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