Los niños imitan lo que hacen los
adultos.
Si el padre fuma, el hijo aprende
a fumar. Si la madre grita y pierde los estribos, la hija se descontrola cuando
las cosas salen mal. Algunos padres echan a andar un círculo vicioso, al
castigar con nalgadas las agresiones físicas de los hijos contra otros. Hay un video
en YouTube con respecto a este tema http://www.youtube.com/watch?v=sV9FKNIuwLQ&feature=fvsr
. Se los recomiendo.
Por ello, debemos mirarnos a nosotros
mismos cuando nos proponemos crecer como padres y madres de familia. Y una
manera útil para crecer es revisar la propuesta de Daniel Goleman con respecto
a la inteligencia emocional.
La inteligencia emocional propone
que para ser exitoso en la vida no solamente debemos cultivar la razón, el
intelecto o el entendimiento. La inteligencia intelectual medida como IQ no
basta para ser buen líder, saber manejar grupos, tomar buenas decisiones o ser
un buen padre.
Para tener una buena vida
necesitamos que las emociones enriquezcan nuestro entendimiento. Un ejemplo es
la intuición de los empresarios que ponen agudeza y astucia en sus decisiones
cotidianas: al motivar a sus colaboradores, al manejar las quejas de sus
clientes o al entrar en un nuevo negocio.
Pero también necesitamos poner inteligencia en las emociones. No todo amor es positivo. No todo el enojo es negativo. Aristóteles decía: “Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo”. Para ello se requiere inteligencia emocional.
La inteligencia emocional está
constituida por las siguientes herramientas.
- Autoconocimiento: Saber reconocer los sentimientos, pensamientos y reacciones cuando suceden; para no estar a su merced y ser un mejor piloto de nuestra propia vida.
- Autocontrol: Se trata de la capacidad de tranquilizarnos a nosotros mismos, dejar ir la ansiedad y la preocupación o detener reacciones de enojo.
- Motivarse a uno mismo: Saber ponerse metas, cultivar emociones positivas para manejar la frustración y saber retardar la gratificación.
- Reconocer emociones en otros: Saber interpretar las emociones y reacciones de los demás a través de la empatía.
- Manejo de relaciones: Es la capacidad de ser efectivos en nuestras relaciones con los demás; ser capaces de influir, negociar y colaborar con otros.
Los padres de familia que
cultivan las herramientas de la inteligencia emocional, también saben modelarla
y enseñarla a los hijos.
Referencia:
Goleman D. (2009) La inteligencia
emocional. Barcelona: Zeta Bolsillo
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